MATA HARI
Mata Hari es el nombre artístico de Margaretha Geertruida Zelle (7 de agosto de 1876, Leeuwarden. Países Bajos – 15 de septiembre de 1917, Vincennes. Francia). Fue una famosa bailarina exótica y dama cortesana holandesa, condenada a muerte por espionaje durante la I Guerra Mundial.
Biografía
Margaretha Zelle nació en Leeuwarden, ciudad de la provincia de Friesland en el norte de los Países Bajos. Hija de Adam Zelle quien tenia una tienda de sombreros y de Antje van der Meulen. A los 6 años su familia de mudó a Leiden. En 1891 su madre muere mientras su padre va a la banca rota con sus negocios. A los 18 años se casa con un oficial de marina llamado Rudolf MacLeod enAmsterdam, con quien se fue a vivir a Java (entonces colonia holandesa) lugar donde había sido destinado por la armada. En 1899 el mayor de sus dos hijos muere posiblemente por complicaciones relacionadas con el tratamiento de la Sífilis , sin embargo ella aduce que fue envenenado por una sirvienta.
Bailarina exótica
Mata Hari en la danza de los siete velos
Después de regresar a Europa la pareja se divorcia en 1903. Ese mismo año Margaretha se mudó a París donde actuó en un circo bajo el nombre de Lady Macleod
La mentira e imaginación, como salida obligada para superar su penosa situación económica, empezó a dar sus frutos y a la vista de sus ventajosas consecuencias, pasó a convertirse en algo habitual. En París fue un revuelo con auténticas pugnas por conseguir localidades de las primeras filas en sus espectáculos de danza. También fue
cortesana y tuvo romances secretos con numerosos funcionarios militares e incluso políticos de alto nivel, y, en general, con la alta sociedad.
Su fama como bailarina crecía, pero ya no era tan joven y, al ir perdiendo sus encantos físicos, que hoy en día no resultarían demasiado sobresalientes para nuestros gustos, empezó a ejercer con más frecuencia de cortesana, amparada por el mito que había creado, para, de esta forma, seguir manteniendo el mismo nivel de vida.
En aquellos tiempos, intentó recuperar a su hija que vivía con su padre pero resultó imposible. Mandó a su ama de llaves, que volvió con las manos vacías tras varias horas de espera a la puerta del colegio donde estudiaba. Aquel día su padre fue a recogerla. Aquella niña murió en los Países Bajos de un ataque al corazón años después de la muerte de su madre, curiosamente días antes de un viaje a Java en el que había puesto muchas esperanzas.
Espía
Fotos de Mata Hari en la ficha de la policía
En 1917, siete meses antes del final de la «Gran Guerra», fue sometida a juicio en Francia acusada de espionaje, de ser una agente doble para Alemania y de haber sido la causa de la muerte de miles de soldados. Fue declarada culpable sin pruebas concluyentes y basadas en hipótesis no probadas que hoy en día (principios del siglo XXI) no se sostendrían en un juicio moderno, de hecho, una asociación de su ciudad natal envió al Ministerio de Justicia francés una revisión póstuma del caso, pero esta petición no fue atendida.
Fue ejecutada por el pelotón de fusilamiento el 15 de octubre de 1917. La leyenda sostiene que la escuadra tuvo que ser vendada para no sucumbir a sus encantos, sin embargo, son probados los hechos de que lanzó un beso de despedida a sus ejecutores y que, de los 12 soldados que constituyeron el pelotón de fusilamiento, sólo acertaron curiosamente 4 disparos, uno de ellos en el corazón que le causó la muerte instantánea. El oficial a cargo, como así se disponía en estos casos, ultimó el acto innecesariamente con un disparo de gracia en la sien. La noticia recorrió el mundo. Hay incluso narración periodística que detalla este dramático momento describiendo la expresión de su rostro, forma de caída y disposición final del cuerpo en el suelo. Una fotografía perteneciente a una película fechada en 1920 muestra la escena, con absoluto realismo, de los momentos previos a su ejecución, justo enfrente del pelotón de fusilamiento, cuando el oficial está leyendo los cargos.
Su cuerpo, que no fue enterrado, se empleó para el aprendizaje de anatomía de los estudiantes de medicina, como era precepto para los considerados criminales y ajusticiados en aquella época. Su cabeza embalsamada, que tenía el pelo teñido de rojo, como atestiguan quienes la vieron, permaneció en el Museo de Criminales de Francia hasta que en 1958, desapareció seguramente robada por un admirador.
Polémica sobre su condena
«¿Una ramera? ¡sí! pero una traidora ¡jamás!» es una frase que se le atribuye a Mata Hari durante un juicio que se transformó en sumarísimo con carga moral.
El joven oficial ruso de 23 años del que estaba enamorada, y por el que aceptó el encargo de espiar para Francia al embajador alemán en Madrid por un millón de francos de la época (el joven fue herido en combate en un ojo y necesitaba cuidados), habló de ella en términos de «mujer aventurera» una vez que supo de su encarcelamiento. Margaretha acudió a las autoridades francesas, para conseguir un visado especial para el tránsito por el territorio en guerra que era necesario para acudir donde estaba ingresado. Ese momento había sido aprovechado para proponerle trabajar para el gobierno de la República en asuntos tan delicados.
Este desprecio de «por quien hubiera cruzado el fuego» según Mata Hari, entre otros sinsabores, como el envenenamiento de su pequeño, la ausencia de su hija y una dura vida sin apenas ingresos que llevó con su tía antes de lograr la fama en París, ayudaron a Margaretha en la consecución de la siempre difícil entereza o quizás resignación, de aceptar su propia muerte con peculiar valentía ante lo inevitable. No obstante, hasta pocas horas antes del fusilamiento, tuvo la esperanza de que el presidente de la República le concediera el indulto. Cuando le fue denegado y se procedió acto seguido al fusilamiento, todavía no podía creer lo que iba a suceder aquel amanecer del 15 de octubre, con la mente todavía ausente por los relajantes que solía tomar para conciliar el sueño. Sin embargo, con la ayuda seguramente de las numerosas charlas que había sostenido previamente con la religiosa que le asistió cierto tiempo, y la aceptación progresiva de que podría suceder lo peor, hicieron que sus últimos actos fueran acordes al mito que representaba para sus contemporáneos. En momentos como esos, no es posible fingir una artificial rectitud o valentía. Margaretha Geertruida Zelle, siempre proclamó insistentemente su inocencia, hasta el último instante.
Hoy por hoy, la tesis más extendida sobre el caso Mata Hari es que, aunque reveló algunos datos sobre ciertos movimientos alemanes sin importancia, como el desembarco nocturno de algunos oficiales del Kaiser en Marruecos, y la insustancial comunicación al enemigo de movimientos de tropas francesas tomadas de la prensa de París, estos fueron siempre irrelevantes debido a la nula preparación de Mata Hari como espía, aunque llegó a ser acusada por Francia de haber sido entrenada en Holanda en una escuela para tal fin. Mata Hari era más bien una cortesana en aquellos momentos, que aceptó encargos de esta índole con tal de poder seguir con su alto ritmo de vida y asistir, en territorio de guerra, a su joven amado herido en combate. Quienes han estudiado este personaje dicen que en realidad, se tomó esta labor como un juego, no siendo plenamente consciente de que el mundo ya no era el que había conocido antes del fatal año de 1914. La guerra lo había cambiado todo.
La hipótesis de la trampa alemana
Una tesis muy seguida se basa en que los alemanes, al decidir que este personaje les resultaba molesto, prepararon la muerte a manos del propio enemigo, tendiendo la trampa al contraespionaje francés para que asociaran a Mata Hari como un agente alemán. La jugada era perfecta. Al enviar los alemanes un mensaje comprometedor y cifrado con una clave, de la que tenían constancia que sus enemigos ya disponían del método de descifrado, pero sabiendo que estos desconocían el sobreaviso alemán sobre este hecho, provocarían, como así sucedió, que las autoridades de París creyeran sin reparos en la veracidad de toda la información interceptada, por pensar que los alemanes la habían enviado confiados, cuando en realidad, lo habían realizado intencionadamente.
Hay que mencionar el nuevo escenario de guerra de inteligencia que suscitó este conflicto mundial. Numerosos mensajes eran enviados para confundir sobre las verdaderas intenciones del enemigo y movimiento de tropas. La lucha por conseguir claves y estar al tanto del cambio de éstas, provocó también auténticos quebraderos de cabeza. Este envenenado radio-telegrama fue captado en la capital francesa por la antena de radio dispuesta en la Torre Eiffel y sirvió como principal prueba de la culpabilidad de Mata Hari.
El mensaje hablaba de un agente alemán, el H21, que iría a París y que extraería cierta cantidad de dinero de un banco. Las fechas y el acto, aunque el dinero nunca le fue desembolsado y formaba parte del pago de honorarios por sus servicios a Francia, coincidieron en la persona de Mata Hari que volvía de la capital de España. El contenido del mensaje coincidía con los hechos, pero la incriminación de que ciertamente fuese un agente alemán, no.
Chivo expiatorio
Mata Hari que, bajo condiciones penosas, había sido encarcelada durante meses antes de su fusilamiento, tuvo ciertas contradicciones en los diferentes interrogatorios a los que fue sometida (era una persona acostumbrada a inventar su propia vida).
Según sus estudiosos, sirvió de chivo expiatorio ante la opinión pública por los fracasos de Francia en el frente de guerra, con una mezcla de rencor moral subliminal ante su vida fácil y licenciosa.
Es sabido que cuando fue apresada, requirió el que le concedieran tiempo para asearse y que llegó a mostrarse desnuda ante los ojos de sus captores, con la excusa de ofrecerles bombones en un casco prusiano que un general alemán le había regalado años atrás. Este atrevimiento y muestra de contactos con amantes enemigos, en plena época de guerra, muestran a Mata Hari con la actitud propia del mito en vida que representaba, y con la seguridad de que sus contactos en la altas esferas la convertían en intocable. Todavía no era consciente del principio del fin y del comienzo de la negación por todos. Estos hechos, entre otros, constan en el acta del juicio que no fue revelado hasta bien entrada la década de 1950.
La acusación de haber sido la causante de la muerte de miles de vidas y ajusticiada en virtud de ello, puede ser tomada como una acción de marketing político propia de tiempos difíciles, en un momento donde era habitual que se ejecutaran a cientos de jóvenes franceses en el frente, por cuestiones como traición y sobre todo, deserción. La batallas con cifras de medio millón de muertos eran habituales, donde quien alcanzaba la victoria, había tenido un porcentaje sólo algo menor. Aquellos conflictos que elevaron a su máxima expresión la categoría de carnicería humana, y que inundaban las trincheras con restos de cuerpos humanos tras la sucesiva enésima explosión, necesitaban de soluciones expeditivas ante cualquier atisbo de culpabilidad.
Uno de sus biógrafos incide en que su endiosamiento, conocedora del mito vivo que representaba en su tiempo, y la limitada repercusión dramática y directa de la guerra en la capital parisina, creó una actitud psicológica tan poco consciente, como para no haberse dado cuenta de las consecuencias de prestarse a la lluvia de intereses que esta clase de juegos peligrosos conllevan. Siempre habría una mano amiga entre sus amantes, muchos de ellos altos cargos políticos, que la ayudaría.
Herencia
Mata Hari es hoy por hoy, una leyenda que curiosamente representa el paradigma del espionaje cuando en realidad es su antítesis. Fue parodiada hasta la saciedad después de su muerte como efecto de la misma propaganda que su fusilamiento conllevaba. Muchos de los rasgos de la imagen general que la sociedad actual tiene de este personaje, surgen en esos momentos. Fue amada por muchos y en los momentos fatales, repudiada y negada por todos.
Aun así, sigue siendo un personaje descrito con pinceladas de leyenda. A pesar de la distancia en el tiempo, pocos son los acercamientos a su persona que dibujan claramente un ser humano, preso de su destino, que intentó olvidar sus propios fantasmas y tragedias personales con un personaje ficticio que en javanés significa: «Ojo del Amanecer». Un personaje que optó por la huida hacia adelante de la «Dolce Vita», en un intento de ocultarse a sí misma la evidencia del abismo de quien ha asistido al espectáculo de la miseria humana.
SAMIA GAMAL
Samia Gamal (سامية جمال) (Zaynab Ibrahim Mahfuz), (1924–1994) fue una bailarina egipcia de la danza del vientre.
Su debut fue en El Cairo, con el nombre artístico de Samia Gamal, en la compañía de Badia Masabni, fundadora de la moderna danza oriental.
Destacó muy pronto como bailarina solista y, en 1942, comenzó una exitosa carrera cinematográfica. En 1949, fue nombrada La Bailarina Nacional de Egipto por el rey Faruk. En 1950, sus actuaciones en Nueva York en el cabaretThe Latin Quarter fueron el inicio de su reconocimiento internacional como artista.
Se retiró de los escenarios a principios de los años 80 y murió en el Cairo en 1994, a la edad de 70 años.
Publicado en Bailarinas de Danza del Vientre